miércoles, 18 de agosto de 2010

Los mercenarios (The Expendables, 2010)


Desde que, hace ya varios años, se empezase a hablar del proyecto, muchos aficionados al cine de acción nos frotábamos las manos. En el proceso han ido cambiando los créditos. Se decía que tendríamos en el reparto a Van Damme, pero dada su negativa, según el belga porque el guión no tenía sustancia (¿?), fue sustituido por Dolph Lundgren. Otro que no quiso entrar en el barco, por un motivo similar, fue Kurt Russell. Los que si parecían interesados eran Wesley Snipes y Steven Seagal. Finalmente, el primero no pudo embarcar debido a problemas legales, y el segundo prefirió alejarse por su mala relación con el productor del film, Avi Lerner. Los que si tenemos para goce nostálgico son, obviamente, el protagonista, guionista y director, Sylvester Stallone, y otros como Eric Roberts y Mickey Rourke en papeles secundarios, o el esperado cameo de Bruce Willis y Arnold Schwarzenneger. Y a estos se les unen héroes de la nueva escuela como Jason Statham, Jet Li y tipos duros de la lucha como Steve Austin, Terry Crews o Randy Couture. Todo un festín a modo de pasarela de tipos chungos de verdad dispuestos a repartir hostias, tiros y hacer subir la adrenalina en cada plano. El objetivo, con algún que otro (pequeño) pero, se ha cumplido.

Regreso al futuro

El género de acción lleva un tiempo en letargo. Al menos, la acción pura y dura tal como la conocimos en los setenta, ochenta y parte de los noventa. Se pasó a un estilo, valga la redundancia, más estilizado, con escenas de acción donde primaba lo digital y los cables, entre otras cosas. El cine de tipos duros, con frases lapidarias y cuyos protagonistas no se cortaban un pelo a la hora de disparar el gatillo con un puro en la boca, había pasado a mejor vida. Uno de los astros de aquella época fue Sylvester Stallone. Al igual que los demás, su carrera parecía extinguida después de propuestas menores y consecutivos fracasos comerciales. Pero, para sorpresa de muchos, regresó para quedarse. Con Rocky Balboa (2006) y más en concordancia con lo que nos ocupa, John Rambo (Rambo, 2008) volvió q encontrarse con una audiencia que ya no sabia que esperar de él. Así mismo, con la segunda, nos brindó una de las mejores películas de acción de los últimos años. Siempre tendrá sus detractores, pero también somos muchos los fans que pedíamos más tiros de las vieja escuela. Sly acudió de nuevo a la llamada, e hizo lo que se le pedía a gritos: reclutar un elenco de héroes de acción musculosos de décadas pasadas y juntarlos con algunos de las nuevas. El ejercicio nostálgico definitivo, vaya. Stallone ha demostrado ser un director eficaz, y sobretodo comprometido, para bien, con el cine que le dio la fama. Por tanto, hacer una crítica negativa de un producto tan honesto como Los mercenarios, que no engaña a nadie desde su concepción hasta sus trailers, es como querer probar una lata de atún y comprarse un bollo de chocolate.


Los mercenarios ofrece lo que se espera de ella. De los cien minutos que dura, digamos que ochenta son acción. El guión es lo de menos (la típica situación de rescate en un país extranjero contra unos malos muy malos), y los actores están ahí para pasárselo bien entre colegas y hacer que nosotros, como espectadores cómplices, lo pasemos igual de bien. Objetivo, como dije, cumplido, puesto que esos cien minutos se pasan volando. La primera mitad se divide entre varias escenas de acción (atención a la de Jason Statham disparando desde un avión) y una presentación de personajes que incluye, de golpe y porrillo, todos los cameos esperados. Tenemos, aunque solo sea por cinco minutos, a Sly, Arnie y Willis en el mismo plano. Tenemos también dos apariciones bastante buenas de Mickey Rourke (que incluso se marca un sentido monologo). En la segunda mitad se concreta la acción non stop. Son cuarenta y cinco minutos de tiros, explosiones y miembros cercenados. No obstante, cabe encontrar aquí un defecto: se les ha ido la mano con el montaje. Siguiendo esa dichosa manía de hacer la acción confusa mediante planos rápidos, hay escenas en las que cuesta diferenciar que narices está pasando, quien golpea a quien, etc. En ese sentido pierde un punto respecto a la excelente y antes citada John Rambo, en la cual toda la rabia de esas secuencias se veía con claridad, con un estilo más clásico y coherente con lo que pide la película. Salvo ese detalle (no siempre presente), nos queda una propuesta de desfase gamberro y nostalgia a granel, con momentos divertidos y brutos, músculos en tensión y algunas frases de esas que saldrán como referencia fan en Youtube con los años.

Valoración (0 a 5): 3,5

1 comentario:

terrormaniaco dijo...

¡Genial reseña de la pelicula! Mi opinion es muy similar a la tuya y espero que haya mas secuelas, con mas astros del cine de accion ochentero. Un saludo y enhorabuena por tu blog.